Los audífonos no taponan los oídos, todo lo contrario: dan sensación de libertad, como si se abrieran las ventanas y entrara plenamente la brillantez del sol y del sonido.
Actualmente a todos los audífonos se les calcula la ‘ventilación’ que deben tener. Me explico: paralelamente al auricular –el altavoz que nos da el sonido dentro del oído-, se hace un canal de ventilación cuya longitud, diámetro y forma se calcula matemáticamente según la pérdida auditiva y, consecuentemente, según la ganancia o amplificación requerida para mejorar la falta de sonidos específicos y concretos del oído con sordera.
Como ejemplo, este canal tiene una función similar a la de los agujeros que tienen los amplificadores o altavoces de los equipos de música de calidad: nadie les da importancia, pero la tienen, y mucha, para equilibrar presiones sonoras y aumentar la calidad acústica.
Es por este motivo que para tener una perfecta calidad de sonido en los audífonos, estos deben estar provistos de moldes hechos a medida y con la ventilación requerida. Solo en casos muy específicos pueden utilizarse los antiguos, o modernos pero no adecuados, chupetes estándar que no están hechos ni a medida ni con ventilaciones calculadas.
Si llevas audífonos con chupete, siempre puedes mejorar tu audición con moldes a medida, transparentes y prácticamente invisibles. De hecho, lo mejor sería que ya los hubieras hecho así.
Los audífonos no son baratos, pero no se cambian cada año, al contrario: duran mucho tiempo. Por lo tanto, antes de invertir ciegamente en unos audífonos de oferta, o ‘milagrosos’, investiga, pregunta y déjate aconsejar no solo por el vecino sino también por profesionales cualificados.
La calidad de audición es básica para entender las conversaciones y disfrutar de la vida.
Joan Bertran Brotons
Audioprotesista de Audioplus
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